Los invitados de una imagen

«LA TRASCENDENCIA DE LA MIRADA» de la colección «Uralios» 2011

El diálogo con una obra se establece ante ella. Es muy dificil conseguir esa misma charla ante una imagen tan pequeña como la que se puede ver en un blog o en la pantalla de un monitor, pues ni tan siquiera se la puede ver entera ocupando un gran ángulo de visión de nuestros ojos, lo que me parece imprescindible. En todo caso, para ayudarles a entrar en el diálogo con una imagen si tienen la posibilidad de observarla en directo, voy a presentar algunos de los actores presentes en una de mis obras. Serán sólo unos pocos, ya que a veces, como ocurre aquí, alguno de esos invitados miden un par de centímetros y puede haber muchos, incluso cientos en cada obra de alguna de las colecciones. En todo caso, aunque no puedan ver una obra en directo, espero que la explicación les permita comprender la complejidad de la construcción de estas estructuras y su puesta en escena.

La fotografía de la que voy a escribir se hizo en Rusia, en un bosque en las montañas Urales. En una mirada rápida es fácil ver siete actores principales, que señalo en la siguiente imagen.

 

Pero una mirada más detenida nos dejará ver que no están solos, que hay algunos “invitados” por el fondo… Dado el pequeño tamaño de la imagen en el blog señalaré aquellos que aún se pueden ver con cierta facilidad y ampliaré alguno como ejemplo..

 

Aquí he numerado 11 para identificar su situación. De cuatro de ellos he preparado unas ampliaciones.

son los números 1, 7, 9 y 10

En esta fotografía color y forma están separados y tienen diferentes formas de expresión. No se puede reconocer el objeto original usado como “modelo”.

La obra no es la consecuencia del diseño gráfico o de un duro trabajo en Photoshop. Por supuesto hoy en día el uso de la imagen digital es una necesidad ante la desaparición de los métodos químicos de trabajo, pero no es el fundamento de la Realidad Simultánea.

Esta fotografía usada como ejemplo ha sido exhibida por primera vez en la Central Gallery en Kishinev, Moldavia, como una de las piezas de mi exposición en Julio-Agosto del 2012. Tamaño 1 x 1 metro.

Es necesario conceder a cualquier obra la calma suficiente para que nuestra visión se abra. Toda imagen incluye un factor oculto que se llama tiempo y, a veces, también espacio. Se requiere tiempo para que nuestra mente capte los diferentes planos de una imagen que trata de mostrar varias dimensiones cruzándose, como es el caso; y que incluso tiene formas que se hacen más evidentes al cambiar la distancia, el espacio. En ocasiones, dependiendo del propio observador, ese tiempo puede ser largo para que la puerta se abra, pero la espera, la mirada siempre tiene recompensa. Sin utilizar el tiempo necesario para entrar en una imagen, esta se convierte en ruido, en una simple mancha y se queda muda. Para que podamos alimentarnos de ella es necesario dejar que se establezca un diálogo, hay que darle tiempo.

 

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© Valentín
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